viernes, 4 de diciembre de 2015

No 29. Pasando la materia

Nunca he tenido a las matemáticas en mis afectos, creo que desde muy niña aprendí una especie de bloqueo mental ante los números; grande fue mi sorpresa y decepción cuando me di cuenta que habían varias materias de matemáticas y estadística los primeros semestres de la carrera, creo que es una sensación que muchos y muchas de los que estudiamos psicología tenemos ese primer año.

Estadística II fue al finalizar el año mi monstruo negro, por alguna razón deje de asistir a esa clase, aún sabiendo que la perdería. Tal vez es el profesor, un viejo canoso malhumorado que siempre huele a cigarrillo; parece que nos ve a las psicólogas como ineptas para su materia, en sus ojos puedo ver que no nos soporta.

El año esta finalizando, y según mis cuentas, por fallas y parciales apenas me voy a sacar un 1.5 sobre 5. Tengo rabia, me descalifico a mi misma, pensando que el próximo semestre tendré que volver a ver Estadística II; en su metodología le gusta divertirse viendo sufrir a las personas, de manera personal, le agrada tener entrevistas personales para explicarles el porqué de las notas, mirando a los ojos a sus estudiantes y "degustando" su nerviosismo, para rematar siempre con su frase característica de "yo sé que ustedes son psicólogas, y no les interesa esta vaina, pero tienen que aprender a hacer estas pendejadas...".

Cuando entraba a clase siempre recibí de su parte un "tenemos una estudiante nueva...", quería matarlo, pero nunca fui capaz de responderle algo. Tiene fama de viejo verde pervertido, no porque saliera con estudiantes, sino que algunos decían que lo veían siempre viendo porno en la sala de internet de la U; sin embargo mi impresión es que odiaba a las mujeres, las miraba con una extraña combinación de deseo y desprecio que generaba miedo o asco, o las dos. Pero eso es solo una percepción femenina, ya que los hombres lo veían como un señor de un malhumor que les parecía gracioso, y es que para ellos había un trato evidentemente diferente... y no es que nadie pensara que era gay, pero se le veía más relajado, tal vez las mujeres lo intimidaban.

Y... aquí estoy sentada esperando mi turno para que este profesor me comunicara mis notas, pensé en no asistir, pero imagine que podría ser peor huir de la situación. No resulta muy alentador ver los rostros de mis compañeras cuando salen del salón donde esta el profesor, algunas se ven molestas, otras con lagrimas, y claro, mis compañeros hombres salían sonrientes, no me imagino cómo voy a salir yo, pensé. Tuve una imagen mis, saliendo arrastrándome por el suelo, y con lagrimas negras. Que bueno que no me puse maquillaje.

Me puse unas botas y una minifalda, una blusita esqueleto negra con el logo de Ac/Dc en azul, depronto pensé que había sido mejor haber elegido algo más "masculino", esos pensamiento me ponen más nerviosa, y lo peor, me dejo de ultimas, debe tener su mejor repertorio para mi... la estudiante nueva en sus clases.

Maldita sea, llego mi turno, estoy temblando; me asomo por el borde de la puerta, y puedo verlo que esta de pie junto al escritorio del salón:

-Señorita Pilar, pase- con sus manos señalo una silla. Pase y sin decir palabra alguna me senté, no lo miraba, mis ojos estaban clavados en el suelo.

-¿Sé le perdió algo?- dijo secamente, y mi miedo se volvió terror por tener que verlo a sus ojos.

-No, nada- respondí con una vocecilla apenas audible.

-Pensé que no se iba a dignar a venir hoy- la ironía en su voz encendió mis ojos de rabia, no porque fuera a atacarlo, sino más bien estaba acorralada.

Después de una larga disertación sobre mi desinterés y mi ineptitud me percate que había sido muy optimista, mi nota final es 1.1 sobre 5.

-Pero, podemos llegar a un acuerdo, tengo una propuesta que solo es para sus oídos... y solo se la digo si esta dispuesta, y sino, nos olvidamos de esto y nos vemos el otro año- vi su particular interés, pero era confuso ya que la sequedad en su tono se mantuvo.

-Pues, no quiero repetir la materia...- respondí, dejando claro mi disponibilidad.

-Me han contado que es buena en algunas... cosas, si quiere pasar la materia, la recojo en mi carro en..-  vi las intenciones, sin duda quería pasar muy discreto ante la situación, pero me alegro, pues vi la oportunidad de no tener que ver más estadística el resto de la carrera.

Salí del salón, con una expresión seria en mi rostro, casi neutral, los demás la interpretaron como que "ya sabia lo que le esperaba". Baje al primer piso, salí de la U, y fui a una tienda al frente, pedí una Pony Malta, y me entretuve un rato mientras escuchaba la conversación de dos estudiantes, sobre sus planes en las vacaciones, me pareció una tierna conversación.

Es casi la hora, salgo de la tienda, y camino dos cuadras hacia el norte, y me pongo de pie en un esquina poco concurrida, pasaban carros y motos, me veían de manera extraña. Vi el carro del profesor, se estaciono frente e mi, y me abrió la puerta, entonces seguí, y me senté sin decir nada, él tampoco hablo.

Hace mucho calor, y como suponía su carro apesta a cigarrillo, al estar cerca, pude darme cuenta que su bigote canoso tenia las puntas amarillas, tan vez por la nicotina o porque en sus mejores años era rubio; no fui muy consciente del camino, pero ne menos de 5 minutos ya estábamos entrando al parqueadero de una residencia a pocas cuadras de la U, nos bajamos, en silencio y subimos a la recepción, el profesor pago un tiempo de 3 horas, y el recepcionista nos miraba interesados, tal ves imaginándose alguna historia.

Subimos una escalera, y nos dan un cuarto pequeño, en el segundo piso, entramos, y de su maletín saca unas esposas, y dice:

-Desnúdese- su mirada fuerte persisitio, pero ahora había algo de ansiedad... locura tal vez.

Me quite las botas, deje mi blusita en una mesita al lado de la cama, y mi minifalda quedo en el suelo, me senté al borde de la cama, y vi como el profesor me miraba.

-Acuéstate- obedecí, me acosté en la cama, mientras el tomaba mis manos y me esposo a la cabecera de la cama, hay una especie de aro incrustado en la pared, seguramente no es la primera vez que viene.

Luego vendo mis ojos con su corbata, todo quedo oscuro para mi, escucho que se quita el pantalón, lo hace con paciencia, la idea que me vea desnuda y con deseo, hace que me humedezca rápidamente. sus dedos tocan mi vientre, acaricia mi ombligo suavemente, luego sube, se detiene en mi pecho, lo inspecciona, después siento sus dedos en mi pezón derecho y enseguida en mi otro pezón también, los aprieta suavemente.

La punta de su lengua toca ligeramente mi clítoris y mi humedad, enseguida siento que uno de sus dedos entra en mi vagina, primero la primera falange, y luego todo el dedo. empiezo a gemir sutilmente; a continuación, con mas intensidad besa mi vagina, su bigote me hace cosquillas, pero su lengua se mueve con experticia en mi coño, siento como si me fuera a hacer venir muy rápido.

Y lo logra, tengo un intenso orgasmo, me espalda se arquea hacia atrás, aprieto mis muslos en su cabeza, pero él no se detiene, se mantiene y con fuerza sigue estimulando mi clítoris, me riendo, me relajo y dejo que lo siga haciendo. Se incorpora, y de deja caer sobre mi, me besa en la boca, sabe a nicotina, y lentamente me penetra, puedo sentir su pene erecto y palpitante entrando en mi vagina.

-Es verdad lo que dicen... esta estrechita...- me dijo al oído, mientras me penetraba cada vez con mayor fuerza. Siento demasiado placer como para pensar en sus comentarios.

Sus movimientos son cortos, pero rápidos, y están estimulandome de una excelente forma, me vendré pronto de nuevo.

-Le voy a poner 5, señorita Pilar- cuando dijo mi nombre sentí como se estremeció, me dio con mayor fuerza, como buscando depositar su semen lo mas profundo posible... o eso creo, no estoy segura si se puso un condón.

Saca su pene, me quita su corbata de mis ojos, enseguida busca algo en su maletín, y puedo darme cuenta que no esta usando condón, igual... no me importa. Saca una cámara, no es muy grande, apunta a mi coñito, y empieza a sacar varias fotos. Luego se acuesta a mi lado, y me muestra las fotos que saco, en donde se ve mi vagina, rojita, y escurriendo su semen. Me dice que es su fetiche.

Recoge el semen de mi vagina con sus dedos, y me lo da en mi boca, saboreo sus dedos; entonces saca su portátil, lo pone a mi lado, entra a la plataforma de la Universidad, y sube mis notas, dejándome 5 en todos los cortes. Eso me hace muy feliz.

Cierra el Pc, comienza de nuevo a frotar mi clítoris, su mirada esta fija en mi, en mis expresiones de placer, se sube en mi de nuevo, mis muñecas empiezan a doler.

-¿Me las quitas?, ya me están doliendo- el profesor hace un rápido movimiento y me las quita, pongo mis manos en su espalda, y me aferro a él. Me penetra de nuevo.

-La quiero llenar- susurro a mi oído. Abrí mis piernas como accediendo  sus deseos.

Cuando estaban por cumplirse las 3 horas, el profesor me pidió que me sentara al borde de la cama, abriendo mis piernas, mientras con mis dedos abría mis labios dando paso a que el semen saliera, y el pudiera sacar las ultimas fotos.

Se ofreció a llevarme a mi casa, pero me negué, tengo ganas de caminar, le dije; él se fue en su carro, moría de hambre, no había comido nada desde el desayuno, entonces me dirigí a comer algo, enseguida pude percatarme que aun había semen en mi interior, es una sensación extraña y divertida a la vez, debí bañarme antes de salir, pensé.

Entre en un Olímpica en la calle 63, pedí un sandwich de pavo, eso serviría por el momento.

Bueno, un pequeño precio por no volver a ver estadística en mi vida. Sonreí, ahora empiezan las vacaciones, luego fruncí el ceño, y me detuve a reflexionar sobre algunas palabras del profesor.